La asociación Mujeres para el Diálogo y la Educación y su proyecto "Mujeres en el Patrimonio Mundial de España" dedican un espacio al papel de la mujer en la Menorca Talayótica este mes de noviembre. Su presidenta, Giovana G. Calderón, ha entrevistado a Antoni Ferrer, director de la Agencia Menorca Talayótica, en el programa "Marca España" de Radio Exterior de España, donde profundiza en la vida de las mujeres en estas sociedades insulares y la contribución de las arqueólogas al descubrimiento de nuestro legado prehistórico.
Tal y como explica Calderón en la web de "Mujeres en el Patrimonio Mundial de España", todavía no hay mucha información sobre el papel de la mujer en la Menorca Talayótica, pero se han iniciado estudios que pronto nos proporcionarán más datos. Según indica Antoni Ferrer, al ser los enterramientos colectivos, los huesos no suelen encontrarse en conexión anatómica. Por tanto, en muchos casos no sabemos si un hueso concreto pertenecía a un hombre o una mujer. Asimismo, la ausencia de ajuar u ornamentos es otro problema a la hora de identificar estos restos.
Por otro lado, no se han documentado diferencias entre sexos en lo referente a la realización de esfuerzos físicos intensos, pero no se sabe si esta falta de diferencias puede deberse al motivo antes expuesto. Quizá los análisis genéticos, que permiten diferenciar el sexo del individuo a partir de huesos indiferenciables de otro modo, puedan aportar datos en este sentido en un futuro inmediato.
Lo que sí se sabe es que los hombres tenían una esperanza de vida algo más elevada. En los lugares funerarios aparecen menos mujeres adultas que hombres adultos, lo que permite suponer que morían antes de llegar a la edad adulta en mayor proporción que los hombres. Se ha planteado que quizá las mujeres estaban peor alimentadas y/o atendidas durante la infancia.
Por otro lado, los embarazos implicaban un gran desgaste físico para las mujeres, lo que también podría influir en su menor esperanza de vida. En cualquier caso, entre los 15 y los 20 años se producía una mayor mortalidad entre las mujeres, vinculada a complicaciones durante el primer embarazo.
Arqueólogas pioneras
Entre las arqueólogas pioneras en la investigación de la Menorca Talayótica, destaca
Margaret Alice Murray (1863-1963), antropóloga anglo-india y primera mujer egiptóloga. Fue nombrada profesora de arqueología en el Reino Unido y trabajó en el University College London (UCL) de 1898 a 1935. Incapaz de regresar a Egipto debido a la Primera Guerra Mundial, centró su investigación en la hipótesis del culto de las brujas. Murray también se involucró estrechamente en el movimiento sufragista, se unió a la Unión Social y Política de las Mujeres de Inglaterra (WSPUS) y dedicó mucho tiempo a mejorar el estatus de las mujeres en el UCL. De 1921 a 1931 Murray emprendió excavaciones de sitios prehistóricos en Malta y Menorca.
Vivió en Menorca entre los años 1930 y 1931 donde desarrolló su interés por el folclorismo y fue la primera persona que realizó una excavación arqueológica moderna en Menorca. Esta primera excavación científica de un yacimiento menorquín fue encargada por el Museo de Etnología de la Universidad de Cambridge. El trabajo fue recogido en tres volúmenes fundamentales para el estudio de la arqueología prehistórica,
Cambridge Excavations in Minorca (1931-34), que incluían más de cien páginas con imágenes y fotografías.
Volvió años más tarde para conocer la isla del Lazareto. Margaret Murray escribió de forma independiente e, incluso cuando ya había cumplido 100 años, publicó un trabajo final, su autobiografía titulada
My First Hundred Years (1963). Más tarde, ese mismo año, murió de causas naturales.
Otra pionera fue la arqueóloga menorquina
Maria Lluïsa Serra Belabre (1911 – 1967) que desarrolló sus investigaciones entre los años 50 y 60 del siglo XX. También fue historiadora, archivera y bibliotecaria y dedicó su vida al patrimonio cultural de la isla que la vio nacer. Fue directora de la Casa de Cultura de Maó (Menorca), entre otras muchas responsabilidades. Estudió la historia de Menorca a través de sus archivos, bibliotecas y yacimientos arqueológicos.
De entre todos los yacimientos en los que intervino para su estudio, destaca Sant Vicenç d’Alcaidús (Alaior, Menorca), clave interpretativa para sus teorías sobre las viviendas talayóticas. Una de sus principales aportaciones a la investigación fue la sistematización de las unidades domésticas prehistóricas de la isla, los círculos. También dirigió numerosas intervenciones de campo en la isla, sobresaliendo el hallazgo de las basílicas paleocristianas de Es Fornàs de Torrelló y la Isla del Rey, o las excavaciones de, entre otros, la naveta de Biniac. Con Luis Pericot codirigió un ambicioso proyecto becado por la Fundación March que incluyó la excavación arqueológica de numerosos asentamientos, la elaboración de topografías y planimetrías, y la
restauración de la célebre naveta des Tudons.
Serra difundió el rico patrimonio menorquín a través de diversas publicaciones científicas y divulgativas, además de su participación en un sinfín de congresos nacionales e internacionales. Situó a Menorca en el centro del panorama científico, cuyo punto culminante fue la organización del X Congreso Nacional de Arqueología en la isla (1967). Dejó inconcluso un proyecto de gran envergadura,
La historia de Menorca, en el que había puesto mucho entusiasmo. La pequeña historia de esta obra fue relatada en la Revista de Menorca años después, en 1973.